🦉 El búho de la calma
En lo alto de un gran árbol vivía un búho llamado Olmo. Olmo era curioso y le encantaba aprender cosas nuevas, pero a veces se ponía nervioso cuando no entendía algo enseguida.
Una tarde, mientras intentaba resolver un acertijo que había encontrado en el bosque, se sintió frustrado. Entonces su amiga la ardilla le dijo: —“Olmo, cuando te sientas así, prueba mi secreto: respira profundo y despacito.”
Olmo cerró sus ojitos, abrió sus alas suavemente y respiró: “Inhalo aire fresquito… exhalo aire suavecito…”
El viento acarició sus plumas y su corazón empezó a latir más tranquilo. El bosque se volvió silencioso y sereno, como si todo acompañara su calma.
Cuando abrió los ojos, el acertijo seguía allí, pero Olmo ya no estaba nervioso. Sonrió y pensó: —“¡Qué bien se siente estar tranquilo!”
Desde ese día, cada vez que Olmo se ponía triste, enfadado o nervioso, recordaba su respiración mágica. Y así aprendió que las emociones vuelan como hojas en el viento: vienen y se van, y la calma siempre regresa.
✨ Actividad para después de la historia:
Invita a los niños a abrir los brazos como si fueran alas de búho.
Hacer tres respiraciones profundas: “inhalo aire fresquito… exhalo aire suavecito…”
Preguntarles cómo se sienten después: ¿más tranquilos, más ligeros, más contentos?


